Sunday, December 21, 2008

Buscar empleo en USA después de graduarse (y en medio de la crisis)


En los meses de Octubre y Noviembre se concentra la parte más intensa del reclutamiento (léase maratón de entrevistas para conseguir laburo) de los programas de MBA en Estados Unidos. En un año normal los bancos y las consultoras acaparan la mayor atención de los estudiantes, y contratan - o contrataban debería decir - a algo así como el 60% de los graduados. El resto se va para trabajos que en el léxico MBA se llaman “de industria”, una denominación medio despectiva que se da las empresas sin el prestigio/exclusividad/altísimos sueldos de la banca o la consultoría. No tengo que aclarar que este ranking –luego de las quiebras y fraudes millonarios de los bancos, y de bajísima demanda de proyectos para los consultores – se dio vuelta por completo. Es bueno que los graduados ahora quieran trabajar en empresas que “producen cosas” y no solo planillas de cálculo y power points.

Pero volvamos al tema del post. Esta será la peor temporada de reclutamiento de la historia de los MBAs (en la crisis de 30 todavía no existía ninguno salvo el de Harvard, así que no se puede comparar). Los estudiantes están muy preocupados, por no decir desesperados. Muchos de ellos tomaron préstamos de 150 mil dólares, invirtieron dos de los años más productivos de su vida para apostar a que la educación, la experiencia y las conexiones que da un posgrado en negocios les abrirían muchas nuevas oportunidades.

No quisiera estar buscando trabajo en este momento. En mi experiencia el reclutamiento es la peor parte de MBA, por la incertidumbre, el estrés y lo tedioso de todo el proceso. Así es en un año normal, con lo cual en medio de esta debacle la cosa se pone especialmente difícil. Creo que puede ser interesante para quien no vivió la experiencia conocer de que se trata. A continuación entonces van mis impresiones.

Primer acto: La preparación y las aplicaciones

Como todo en USA, la búsqueda de trabajo es un proceso muy estructurado. Me acuerdo cuando busqué trabajo al terminar mi carrera en Ingeniería en la UNR en Rosario. Nada que ver. Ahí salí al mercado sin una pista, más crudo que el sushi, apliqué a las dos o tres empresas que siempre reclutan en ingeniería y por suerte conseguí una pasantía en Techint. Creo que armé mi curriculum en una tarde.

En USA el armado de un buen resume – nuestro curriculum – es el primer fundamental paso para salir a la búsqueda de empleo. Me llevó unas dos semanas tener el mío listo, incluyendo entrevistas con el Career Development Office, un grupo de gente que se dedica a asesorarte en esta materia. Por ejemplo hay que usar ciertos verbos para describir tus antecedentes, los ideales son led, persuaded, delivered, que denotan acciones concretas de liderazgo en contraste con participated por ejemplo.

Una vez que está lista esta hoja – y nunca puede ser más de una hoja – hay que practicar las entrevistas. La mayoría tiene una parte de caso y otra de conducta o behavioral. En la primera te presentan un problema hipotético que no tiene por qué estar relacionado con el empleo al que estás aplicando. Esperan que lo resuelvas en una media hora. Resolverlo no significa dar con ‘la’ solución correcta porque de hecho no hay ninguna, se trata de demostrar tu proceso de razonamiento, la capacidad de estructurar el problema en partes, la creatividad para elaborar hipótesis y la racionalidad para probarlas. Algunos casos pueden sonar ridículos (no exagero): cuántos calzoncillos se venden en USA por año, cuál es el stock de pelotitas de golf en New York, cuántas tapas de alcantarilla hay en Boston y por qué son todas redondas, en fin, se entiende la idea. En la parte behavioral, te preguntan de forma más o menos general por tu pasado, tus principales logros y las dificultades que enfrentaste, tu presente y tus ambiciones en el futuro. Se trata de ver si hay un fit cultural, y principalmente si sonás comprometido con el trabajo o lo ves sólo como una etapa temporal. Tratan de minimizar el riesgo de que los dejes al poco tiempo de que te hayan contratado.

La práctica de entrevistas – mock interviews – se hace en general en grupo, con otros compañeros de clase, donde uno toma el rol de entrevistador y el otro de entrevistado. Créanme que después de hacer cinco prácticas uno no quiere saber más nada…pero para mejorar realmente es necesario hacer mínimo unas veinte, que es lo que yo debo haber hecho. Tengo compañeros que superaron las 40, una locura!
Para maximizar las chances uno tiene que aplicar a muchas empresas dentro de la industria o el sector que haya elegido. Por ejemplo si querés laburar en consultoría entonces aplicás a McKinsey, BCG, Bain, Booz Allen, y unas 10 más que son menos importantes y por ende menos selectivas. Aun así es posible que ni te llamen para entrevistar, y por eso es importante estar atento y ejecutar bien la etapa que sigue.

Segundo acto: El bendito networking

Hace un tiempo le dediqué un post completo a esta fascinante y particular forma americana de desarrollar relaciones. Para nuestra cultura es directamente insólito que uno encare reuniones sociales con objetivos tan definidos. El networking es un trabajo en sí mismo, y mejor que uno lo haga con seriedad. Las modalidades son varias. Esta el ‘coffee chat’ donde un empleado de la empresa te invita a tomar un café (en Starbucks es un clásico) para conocerte mejor. Hay que ir preparado con una batería de preguntas interesantes para hacer, para demostrar interés y sonar inteligente. Otra variante es la cena o cocktail, pero la idea es la misma: preparar preguntas y dar una impresión smart. La cuestión no sería tan grave si hubiera que hacerlo un par de veces. Pero el trámite se repite de forma incansable con cada compañía a la que le mandaste un resume. Después del evento número veinticinco ya no sabés en que compañía estás, los bocaditos te parecen todos horribles y ya no soportás tener que impostar la risa ante los chistes insulsos de los partners. Los tipos hacen como que nunca escucharon tus preguntas, y vos haces como si te pareciera súper interesante lo que dicen. Agotador.

Tercer acto: La picadora de carne, ah, perdón, las entrevistas

Si hiciste todo lo anterior y sobreviviste ahora te toca entrevistar, dónde se juega el partido verdadero. Si te va bien en la primera entrevista vas pasando a las siguientes etapas. No es raro que tengas entre 6 y 8 entrevistas con la misma empresa antes de que tomen una decisión final. Las primeras pueden ser telefónicas, como un primer filtro. Con una consultora por ejemplo hice la primera entrevista por teléfono con un tipo basado en Chicago, después otro llamado con uno en NYC, luego otro más con un socio en Boston. De ahí me invitaron a las oficinas centrales, donde tuve en una mañana 4 entrevistas más al hilo.

Algunas empresas prefieren juntar a todos los MBAs en un solo sitio y hacer un par de días super intensos de entrevistas. Es el caso de Johnson & Johnson, que arma el evento de reclutamiento más masivo al que asistí en mi vida. En un fin de semana juntan a 1500 MBAs de todo el mundo y 600 entrevistadores, todos alojados en uno de los hoteles más grandes de Disneyworld en Orlando. Cuando digo de todo el mundo es literal. Ahí me encontré con Marcus, un argentino divertidísimo de ascendencia Alemana, amante del surf, que se había venido desde Australia, donde estaba terminado su master para entrevistar por un día. La intensidad es brutal: en ese evento de J&J batí mi record de entrevistas en un día, siete, para puestos de marketing en consumo masivo, medical devices y pharma. La dimensión y el despliegue me impactaron mucho y algo de eso puede apreciarse en este video que filmé. Digan si no parece la Expomanagement o alguna conferencia del estilo.



Último acto: Las conclusiones

Si alguien pensaba que por graduarse de un MBA uno tiene el trabajo asegurado, se equivoca. La competencia es muy grande, y si se aspira a los puestos más buscados – consultoría o banca de inversión, y las blue chip de tecnología tipo Google - hay que estar dispuesto a pasar por esta desgastante maratón para tener chances.

Me di cuenta que mucha gente hace un MBA sólo para tener acceso a este circuito selecto de empleadores, como una especie de peaje o precondición para poder entrar a la compañía soñada. Me parece entendible aunque a mi juicio cuando se enfatiza demasiado la búsqueda de empleo se pierden oportunidades de aprovechar la experiencia y la educación que ofrece el MBA. Entre tanto networking, resumes y entrevistas a uno se le pasaron los dos años. No exagero si digo que hay gente que casi no va a clases en la temporada de reclutamiento, ni hablar de estar al día con los temas y las discusiones y proyectos que surgen en el aula. Yo estoy contento de haber priorizado la experiencia educativa a la búsqueda permanente de empleo, aunque por momentos me vi inmerso en este frenesí que te hace sentir que si no estás entrevistando todo el tiempo algo estás haciendo mal (el ejemplo más ridículo: entreviste para Sears, la empresa de retail más decadente del mundo). Mis objetivos fueron sacarle el mayor jugo posible a las clases y a los profesores, y meterme de lleno en el mundo del entrepreneurship y las startups que se viven en MIT como en pocos lugares del mundo.

Aca va entonces un consejo. Si se te ocurre estudiar un MBA – experiencia que recomiendo sin dudar – es mucho mejor si tenés una idea más o menos concreta de tus planes posteriores. No era mi caso al inicio, pero al poco tiempo de vivir la experiencia me fue apareciendo con claridad. Lo peor es no tener rumbo. Si te pasa eso vas a verte envuelto en un sinfín de entrevistas, tratando de gustarle a cada empresa que pise el campus y midiendo tu éxito por la cantidad de ofertas laborales recibidas (a la universidad le conviene y lo va a incentivar, porque a mayor número de ofertas por alumno mejor raking).

El otro día vi un documental donde se referían a los MBA (y en particular el de Harvard) como el West Point del capitalismo. En esta visión el MBA es un sistema que prepara como en una línea de montaje a los mejores managers, inversores, consultores, etc, y se los ofrece en bandeja a sus clientes, los Goldman Sachs, los Lehman Brothers (RIP), los McKinsey, los BCG, los Bain, etc. Uno vendría a ser el producto que cuanto más se ajusta a las ‘especificaciones’ mejor. El proceso de entrevistas que describí es el engranaje perfecto para acoplar empleados con empleadores, y uno puede dedicarse sólo a eso durante sus 2 años de posgrado como un acto reflejo sin pensar mucho en el camino.

Pero el MBA puede ser mucho mejor que eso. Puede ser una experiencia que te abra la cabeza, que te prepare para los mayores desafíos que vos elijas encarar. Es bueno acordarse que tus gustos importan al momento de elegir un trabajo y no dejarse intimidar por la presión de conseguir la posición que la mayoría quiere. Yo debo haber hecho unas 50 entrevistas en mis dos años de MBA. Con suerte, cinco de esas las hice en empresas que en verdad me entusiasmaban. Es bueno aislarse un poco de frenesí, y pensar donde uno se ve y donde no. Esto es difícil en momentos de crisis como el actual, aunque en realidad pienso que la lección es más clara hoy que nunca. Muchos tipos que priorizaron por años el bonus de los bancos se quedaron de repente si nada. Con un laburo de mierda y sin la plata que esperaban por el sacrificio de bancar una semana de más de 75 horas de oficina. Si al final nadie tiene la vaca atada, es mejor arriesgar en algo que verdaderamente te guste, te mueva la aguja, te haga sentir orgulloso. Como dice el capo de Seth Godin, be careful of who you work for. A tenerlo muy en cuenta si te embarcás en la aventura del MBA.